Este espacio fue creado para glorificar y alabar el nombre de Cristo Jesús, nuestro Dios y nuestro Señor.
No me interesan los elogios de los hombres, aunque siempre contesto los comentarios de los hermanos de Fe que, con amor y bondad, me escriben.
Yo me propuse alabar a Cristo a través de este espacio. Quiero que toda la gloria sea de Él, que me llamó y me dio vida eterna, cuando estaba muerto en mis delitos.
Hermanos: el mensaje cristiano ha perdido parte de su sentido y de su significado, pues los hombres, preñados por sus ansias de poder y gloria, han decidido hablar más de ellos mismos y buscar más alabanza para ellos mismos, en vez de ser verdaderos ejemplos de humildad y sumisión a la palabra del Señor Jesucristo.
Cristo Jesús lavó los pies de sus discípulos y vino a la tierra en forma de hombre miserable y para servir.
Pasó hambre, sed, sufrió dolor, angustias, al ver la terrible ceguera del hombre, y padeció una terrible muerte en el madero de tormento…
No vino hablar sus propias palabras, aunque tenía todo el derecho de recriminar lo que quisiera, no, vino a hablar las palabras de Dios, el Padre de todos nosotros… No vino a alabarse a sí mismo, sino a Glorificar la justicia y a declarar el amor incondicional de Dios… No vino a buscar riquezas y poder en este mundo corrompido y cruel, sino a repartir riquezas espirituales con los pobres y a consolar los corazones de los cansados y atribulados por la maldad del hombre…
¿Por qué no entienden esto los pastores corrompidos que buscan la ‘adoración’ de la congregación que pertenece a Cristo?
¡Ustedes están usurpando el lugar de Cristo! ¡El Señor se lo reclamará en el gran día del juicio final!
Me da pena ver a legiones de hombres y mujeres, y también a muchos jóvenes, que aman a sus pastores más de lo que aman Jesucristo.
Aunque adviertan el error en sus ministros, no vuelven sus ojos al Único que puede tenerles misericordia, a Jesucristo, y librarlos así de verdaderos lobos vestidos de ovejas…
Permanecen en el error de sus ministros porque no quieren abrir los ojos y ver que es a Cristo al que deben obedecer y es a Él al que deben seguir.
¡No hay bajo los cielos nada más propenso a la idolatría que el ser humano!
La historia registra casos de hombres que se impusieron de manera tan brutal a las congregaciones y que predicaron tantas barbaridades, que hasta es vergonzoso volver a contarlas.
Cientos de personas han perdido todo y hasta se han suicidado siguiendo el ejemplo de sus pastores que predicaban el final inminente del mundo.
Y aunque esto sea cierto (este sistema de cosas va a terminarse), el cristiano debe seguir la palabra de Dios con atención, y ‘saber discernir las señales’, y aguardar la salvación proveniente de Jehová, pues Él prometió que su Hijo Jesucristo volverá para rescatarnos.
Aún los grandes reformadores de los siglos XV y XVI, cometieron graves errores, tanto Lutero como Calvino…
El crea que esto necedad que vuelva a leer la historia de la Reforma y comprobará por sí mismo, y también se asombrará, de las muchas barbaridades cometidas por aquellos ‘grandes hombres’.
El Señor nos mandó buscar la verdad.
¡Y no hay nada mejor que buscarla por uno mismo!
Es por estar tan enfocados en la ‘persona del Pastor’ que pasmos por alto la verdadera función de los ministros: “predicar y enseñar la palabra de Dios con toda franqueza de expresión, buscando el crecimiento y la unidad del cuerpo de Cristo”.
Pero en cambio, por esta absurda ‘idolatría humana’, los hombres han caído en el ‘lazo del cazador’ y se han hecho vanos en sus corazones, y han empujado a la iglesia de Dios a las profundidades del abismo de degradación y locura.
La tecnología nos permite hoy conocer por dentro la vida de muchas iglesias en todo el mundo. Y no puedo dejar de asombrarme cuando veo y escucho las barbaridades que se predican en las ‘Iglesias Evangélicas’ de todo el mundo…
¡Hay tantas denominaciones! ¡Cada una se cree dueña de la verdad! ¡Y se desprecian unas a otras!
En la ‘mayoría absoluta’ de los casos no se hace en esos lugares más que predicar los ‘desvaríos’ de hombres que ‘enceguecen’ a las personas para luego ‘saquearlas’ mejor…
Es como si el Santo Evangelio y la Santa Iglesia de Cristo estuvieran ‘divididos’ en tantas comunidades y barriadas como la locura humana lo permita…
Es triste lo que le está sucediendo a la Iglesia de Cristo hoy hermanos. Parece como si ya estuviéramos en la lamentable era de la iglesia de Laodicea: “tibia, pobre, desnuda, miserable…” interesada solamente en el confort y en el disfrute de los ‘bienes’ de este mundo…
¡Pero tengo la esperanza de que exista un remanente!
Ni siquiera hablaré de lo triste, y a la vez repugnante, que es ver a la Iglesia Papista Romana… ¡Oh Dios mío! ¡Cuánta repugnancia me genera ver a ese HOMBRE vestido de PÚRPURA Y ESCARLATA! ¡Cuánto asco me genera ver en sus manos el CÁLIZ DESBORDANDO CON LAS INMUNDICIAS DE SUS FORNIOCACIONES!
Vestido de oro y cargando en su miserable cuerpo joyas y coronas de piedras preciosas… Y millares de ciegos van detrás de él, como la oveja va derecho al matadero…
¡Es sin duda la verdadera PROSTITUTA del Apocalipsis!
Hermanos: ¡abramos los ojos!
Alabemos sólo a Dios por medio de Jesucristo. Respetemos a los ministros de Dios que predican la verdad de la palabra sin adulterarla. Este no es un llamado a ‘rebelión’, no. Solo es un llamado de atención.
Busquemos a Cristo y pidámosle a Él discernimiento verdadero.
Y entonces Él también nos mostrará cuando los hombres que están al frente de las congregaciones se desvían de sus caminos para buscar establecer los suyos propios. Debemos buscar a Dios en todo momento. Qué difícil es estar lejos de Él.
¡Estamos tan ciegos y desprotegidos sin nuestro Señor!
No somos más que presas de las ambiciones de los hombres si nos mantenemos apartados de Cristo.
Por esto decidí en mi corazón crear este espacio. Para darle la preeminencia en todo a Cristo. ¡La Iglesia no puede y no debe olvidar que le pertenece solamente a Jesús!
¡A Él solamente rendirá cuantas en el gran día!
Hermanos: ¡no nos olvidemos de seguir a Jesucristo!
Un abrazo cariñoso y fraternal de un hermano de Fe a toda la Iglesia Verdadera de Cristo. Aquella que manifiesta su Espíritu Santo en amor y respeto. Aquella que busca diligentemente seguir sólo a Cristo por dónde quiera que Él se deleite en conducirla.
Saludos de su servidor.
Fernando Acuña.