¡Bendiciones queridos hermanos!
Queridos hermanos, el asunto que deseo tratar hoy con ustedes es muy importante y profundamente espiritual. Sólo los hermanos que ‘han nacido de nuevo’ en Cristo Jesús lo entenderán correctamente.
Se necesita discernimiento espiritual para poder ‘entender’ y ‘ver’, lo que parece ser una verdad simple, indiscutible. Pero entendida y vista únicamente por todo aquel, cuyos ojos espirituales han sido abiertos, y cuyo discernimiento intelectual ha sido iluminado por la luz de la verdad del evangelio de Jesucristo: ¡El ‘viejo hombre’ está en absoluta bancarrota espiritual!
Esto parece ‘fácil’ de ver, por eso decía lo anterior.
Muchos me dirán: ¿pero qué dices? ¿Es novedad esto?
Lo qué parece ‘sencillo’ entender para los hermanos ‘nacidos de nuevo’, no lo es para las ‘enseñanzas modernas’.
Y no lo digo únicamente por la predicación de los ‘iluminados’ de la nueva era…
Hay iglesias en el mundo, enseñando que lo que los hombres necesitan es ‘despertar’, ‘sanar sus heridas’, ‘perdonarse y perdonar’, ‘cambiar determinadas cosas que hacen mal’, ‘cambiar viejos hábitos’, ‘cambiar pensamientos negativos por positivos’, ‘curar las heridas causadas por el mundo’…
¡Hermanos presten atención!
Estás predicaciones son típicas de los ‘maestros iluminados’ de la nueva era. Estas enseñanzas fueron adoptadas por muchas iglesias para atraer a sus templos una mayor afluencia de público, debido al ‘auge’, gracias a las redes sociales, de las enseñanzas de los ‘idólatras del yo’. Estos mismos que hablan de ‘integrar la sombra’, ‘vibrar en alta frecuencia’, ‘sanación cuántica’, ‘entender mis patrones mentales’, ‘desactivar mis narrativas internas’, ‘en mi está todo lo que necesito para ser feliz’, ‘eres parte de la divinidad’, etc…
Hermanos ya lo he expresado en otros escritos en esta misma página. Todas estas enseñanzas son un ‘eco’ de la misma mentira del Edén: “Serán como Dios”.
La serpiente muy astuta, no le dijo a Eva: “Come de este fruto y serás libre”, sino que le dijo: “Come y serás como Dios”.
Esta es la gran mentira desde el principio. Y detrás de esta mentira ha ido la humanidad entera, queriendo ser como Dios, decidiendo por sí misma qué es bueno y qué es malo, qué está mal y qué está bien…
Y así nos ido desde el origen de los tiempos…
¡Díganme en qué han terminado nuestras ‘leyes justas’ y para quién realmente se hace o dicta justicia en este mundo!
Todo lo que proviene de las enseñanzas de la nueva era y su ejército de ‘gurús espirituales’ es puro humo.
Nada de estas enseñanzas muertas puede darles vida espiritual, y su fruto es amargo, diría vacío…
Quieren ‘reformar’ al viejo hombre, ponerle un parche, un remiendo, darle un ‘barniz de justicia’.
Pero todo aquel que ve con verdadera sabiduría espiritual sabe que frente a sus ojos tiene a un ‘muerto maquillado’.
¡Vas a ser como Dios pero sin Dios!
En eso se basa su enseñanza.
Repito, las enseñanzas espirituales modernas, son el ‘engaño más refinado’ que he visto desde el gnosticismo de los siglos III y IV.
Pero hermanos, los que han llegado al colmo de su impotencia y han probado el fracaso una y otra vez, y nada les ha cambiado, saben que lo que DEBE MORIR ES EL VIEJO HOMBRE COMPLETO.
No tiene solución, no hay parche o remiendo que se le pueda hacer. No hay ‘una sola’ parte en la que se pueda sujetar la vida espiritual verdadera, y que pueda ser llamada buena.
¡Todo el ‘viejo hombre debe morir’!
Completo debe ser llevado a la cruz de Jesucristo: con sus emociones desbordadas, sus deseos engañosos, sus carencias emocionales, las heridas causadas por su antigua forma de vida, con sus pensamientos malvados, su orgullo, su soberbia, sus ideas de mal, su resentimiento, sus odios solapados, sus vicios, su mirada concupiscente, su incredulidad, falta de lealtad y fe…
Todo, hermanos, así completo, así debe ir a la CRUZ este viejo ser.
Porqué la vida verdadera sólo se manifestará en nosotros si MORIMOS COMPLETAMENTE A NOSOTROS MISMOS.
¡A TODO AQUELLO QUE HEMOS SIDO EN ESTA VIDA!
Para que la VIDA DE JESUCRISTO se manifieste también en nuestras vidas. Para que esto suceda debemos ser PARTICIPES DE SU MUERTE.
Y si morimos a nosotros mismos, a nuestra antigua manera de vivir, RENACEREMOS A NOVEDAD DE VIDA.
Este es el NUEVO NACIMIENTO del que nos hablan las escrituras.
Ya no vivimos nosotros, sino que CRISTO VIVE EN NOSOTROS.
Y este nuevo nacimiento por el Espíritu, nos brindará el poder para poder renunciar a la vieja naturaleza, morir a ella, a la vieja manera de vivir.
Y es ahí cuando nos damos cuenta que no teníamos que ‘arreglar algo’ en nosotros. No era una ‘pequeña pieza’ la que debía cambiarse, no era ese ‘pequeño hábito’ el que tenía que dejar, no eran determinadas ‘heridas de la infancia’ o ‘traumas’ de la niñez los ‘debíamos superar’, no estaba siendo ‘aplastado’ por mis propios pensamientos negativos o mis narrativas internas catastrofistas… no tenía que luchar solo contra la ‘lujuria’, la avaricia o ambición, no tenía que ‘cambiar’ mi vibración para estar en sintonía con el universo y así ‘atraer’ o ‘manifestar’ mi propia realidad…
¡Nada de eso!
El “viejo hombre’ es una ESTRUCTURA COMPLETA, psíquica y emocional, es en definitiva, y en un lenguaje sencillo: ¡TODO LO QUE HEMOS SIDO EN ESTA VIDA, HASTA EL DÍA EN QUE NOS RENDIMOS A LOS PIES DE JESUCRISTO!
Y con ‘todo lo que hemos sido’, me refiero a todas nuestras vivencias, físicas y emocionales, todas las circunstancias que hemos atravesado, buenas o malas, alegres o infelices, absolutamente todo.
“Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!” (2 Corintios 5:17)
Si no ‘entendemos’ esto seguiremos pensando que con ‘cambiar algo’ basta, con mudar un hábito, abandonar ciertos patrones mentales, pensar positivo y no ‘identificarme’ con mi ‘antiguo ego’… ¡SE DEBE MORIR!
Morir a esa vieja manera de vivir, y a través de la fe en el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, renacer por el poder del Espíritu Santo y pasar a vivir una nueva vida en DEPENDENCIA ABSOLUTA DE ÉL.
Eso significa “CON CRISTO ESTOY JUNTAMENTE CRUCIFICADO Y YA NO VIVO YO MÁS VIVE CRISTO EN MÍ”. (Gálatas 2:20)
Hermanos, el viejo hombre está en Bancarrota, no esperen ‘arreglarlo’, ‘enmendarlo’ o ‘corregirlo’. Eso no funcionará.
Es necesario ‘morir con Cristo’ para ‘renacer conjuntamente con él’.
Qué nadie los engañe con falsas palabras y ‘predicaciones suaves’.
El ‘misterio de iniquidad’ ya está actuando, más pido a Dios luz para ver cada día más claramente su voluntad para mí vida y espero también que ustedes deseen eso para ustedes mismos. Amén.
Fernando Acuña.