“Las pequeñas zorras que echan a perder nuestras viñas…”

“Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas, porqué nuestras viñas están en cierne”. (Cantares 2:15)

 

¡Bendiciones hermanos!

Hoy quiero dirigir estas breves palabras a todos aquellos hermanos de fe en Cristo Jesús que están siendo moldeados día a día a imagen del Dios Glorioso.

Hermanos, ustedes que están luchando contra sus pecados, contra los verdaderos enemigos de sus almas, no sólo contra el diablo, sino contra su viejo hombre, o sea, ustedes mismos: presten atención a este hermoso pasaje del libro Cantar de los Cantares de Salomón.

Ustedes que están siendo transformados en nuevos hombres y mujeres día a día por el poder del Espíritu Santo, deben estar muy atentos a estas “pequeñas zorras” qué vienen a destruir las ‘flores’ de sus viñas…

¡Sus almas hermanos son la viña del Señor!

Estas pequeñas zorras son todo aquello que parece “inofensivo”, no son los pecados grandes y evidentes, que ustedes ya evitan gracias a Dios…

Son todos esos detalles sutiles que se nos cuelan en la mente, pero que tienen el potencial destructivo para arruinar toda la obra que Dios esta llevando adelante en la “viña de sus almas”.

Estas pequeñas zorras son todos esos pensamientos repetitivos que dejamos pasar sin ‘confrontar’; esas pequeñas distracciones qué parecen ‘normales’ pero que nos ‘alejan’ del foco espiritual de la voluntad de Dios; esas emociones ‘no gestionadas’ qué contaminan nuestro espíritu y nos llenan de pesar, angustia y temor; esas ‘reacciones automáticas’ qué nos mantienen atados a la ‘vieja identidad’…

El versículo dice: “nuestras viñas están en cierne”, o sea, en FLOR.

Nuestra alma está floreciendo hermanos, y estas pequeñas zorras se están comiendo las flores que el Espíritu Santo está haciendo germinar y florecer dentro de nosotros.

¡Debemos cazarlas!

-Esos hábitos y pensamientos ‘secretos’, que ahora están ocultos…

-Esos sentimientos de tristeza y ansiedad que ‘nadie percibe’, pero que nos roban la ‘paz de Dios’ que el Espíritu Santo ha plantado en nuestros corazones…

-Esos patrones de pensamiento repetitivos, narrativas y fantasías secretas a las que damos rienda suelta en nuestra imaginación, pero que nos mantienen ligados a la vieja manera de sentir y pensar del viejo hombre…

Hermanos, el hombre de Dios no cae directo en el pecado. Entiendan bien que quiero decirles: el pecado nos arrastra de manera paulatina. Casi imperceptiblemente, pasito a pasito…  Un día una ‘distracción’, otro día un ‘descuido’, otro día un ‘olvido’, y cuando nos damos cuenta hemos caído en pecado…

Nadie tropieza con una montaña, tampoco nadie va caminando por el bosque y se da de frente contra un árbol. Tropezamos con ‘pequeñas piedras’, nos enredamos con ‘pequeñas raíces’ de árboles qué ni siquiera vimos…

De esta manera recaemos una y otra vez, repitiendo los mismos errores, siendo víctimas de las ‘pequeñas zorras’ qué ‘toleramos’ en nuestras mentes y corazones.

Por esto hermanos la palabra dice: ¡Cazadnos las pequeñas zorras!

Las grandes las vimos de lejos, ellas fueron nuestro primer objetivo: los pecados grandes y evidentes…  ahora, es momento de cazar a las pequeñas, esas que viven dentro de nosotros, que se ocultan en nuestras mentes, en nuestros corazones, y que ‘nadie ve’. Pero cuya acción diaria y persistente nos conducen, nos seducen, nos terminan arrastrando al pecado, por que no supimos ver ni entender, que el ‘pecado nace en la mente’. Es ahí dónde debemos “cazarlo”.

Y su modus operandi es siempre el mismo: narrativas repetidas, viejas historias y fantasías con las que solíamos entretener nuestras mentes ‘no redimidas’.

La verdadera lucha es interna, porque la verdadera transformación es interna. Dios no está preocupado con lo que tenemos, con lo que aparentamos o como nos ven desde afuera los demás. ¡Dios está preocupado con lo que somos por adentro!

La verdadera santidad está en la conducta secreta, en lo íntimo, en el interior más profundo, allí donde sólo el Espíritu Santo de Dios es capaz de llegar con su mirada…

Hermanos, mi mensaje hoy es breve pero potente: combatan en su  interior, casen estos ‘pequeños pecados’, ellos parecen ‘inofensivos’, pero el daño que causan es tremendo.

Si los permiten, no sólo les arrebatarán los frutos del Espíritu que Dios preparó de antemano para que anduvieran en ellos, sino que con el tiempo, pasito a pasito, estas “pequeñas zorras” los arrastraran hasta el sumidero más bajo y fétido de toda clase de pecados, con los cuales ustedes ya han luchado en otra etapa de su caminar cristiano. Es necesario crecer, avanzar, desear la ‘leche espiritual no adulterada’, y de esta forma, seguir avanzando en el camino de la verdadera transformación espiritual: la santidad.

Qué Dios los bendiga con toda sabiduría y discernimiento espiritual, en el Poderoso Nombre de Jesucristo. Amén

 

Fernando Acuña.

 

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