¡Saludos queridos amigos!
Otra vez nos convoca un asunto muy actual, por demás seductor y atractivo… ¡pero sumamente destructivo!
El asunto que trataremos hoy es, tal vez, la forma más sutil de engaño de todas las corrientes ideológicas de la nueva era.
Durante muchos años intentaron introducir en las mentes de millones de personas una especie de sincretismo religioso, basado en la ‘mezcolanza’, muchas veces grosera y burda, de las filosofías de oriente (budismo, hinduismo, taoísmo, etc.), con el cristianismo occidental.
La mezcla de estas filosofías, con sus consecuentes listas de ‘guías y maestros ascendidos’, con los principios teológicos del evangelio y la figura central de Jesucristo (al que compararon con sus otros ‘maestros y guías espirituales’: Buda, Maitreya, Brahma, Conde Saint Germán, etc.), les dio algún crédito al principio, más no llegó a calar profundamente en las masas, pues sus complicadas ‘jerarquías de iluminación’, y sus ‘niveles o grados’ de espiritualidad, hicieron con que la mayoría de la gente, de todos los que les llegaron a prestar atención, se retiraran, quedando apenas unos pocos discípulos ‘iluminados’…
Las gente es muy crédula, pero cuando le complican la vida con excelsas jerarquías de seres de luz, maestros y guías, cuando les llenan demasiado la paciencia con el tal Karma, les dan sermones con la tal ‘reencarnación’ (no confundir con Resurrección), y unos cuantos sacerdotes de dudosa reputación, enseguida echan para atrás…
Pero hoy amigos la cosa ha cambiado. En nuestra ‘matrix mental’, se introdujeron ‘nuevos programas’ que han mejorado la forma de reclutamiento de nuevos soldados.
Y me parece apropiado usar el vocabulario que estos ‘nuevos sectarios’ usan: salir de la Matrix, programación mental, energía universal, vibración del alma, frecuencia vibratoria, campo cuántico del alma, sombra, individuación, integrar la sombra, aceptación…
Sus enseñanzas están desperdigadas por YouTube con videos cortos, cada uno con decenas de miles de visualizaciones.
En todos ellos la conclusión final es siempre la misma: “Adentro de nosotros mismos tenemos todo lo necesario para ser felices, pues ya estamos completos”.
Puede sonar ‘lindo, verdadero y reconfortante’, pero esta simple afirmación, choca poderosamente con la enseñanza cristiana. Y se los voy a explicar brevemente.
Hermanos, estás doctrinas del “despertar de la conciencia” y del “autoconocimiento” qué dicen que “todo está dentro de nosotros”, y que podemos cambiar nuestra realidad por nuestra propia voluntad, ‘glorifican al Hombre’, no a Dios.
A ver, nadie puede poner en duda que es muy necesario “conocerse a uno mismo” para poder entender al otro, las diferencias que nos separan de los demás y las coincidencias que nos unen. Es obligación personal de cada uno, cuestionarse quién uno es, qué busca, hacia dónde dirige su vida, qué pretende hacer con ella, qué cosas le agradan y cuáles no, etc…
Es muy provechoso conocerse a fondo y estar consciente de que todas las decisiones que tomamos en la vida son hechas con nuestro pleno asentimiento.
Hasta aquí todo bien.
También tienen razón algunos Psicólogos y Psiquiatras muy famosos como Carl Jung (de quién más han tomado sus enseñanzas los nuevos sectarios), de que muchas veces ‘proyectamos’ en otras personas, nuestra propia realidad interior. No lo dudo, ni lo pongo en duda. También es cierto que muchas heridas emocionales y problemas de autoestima tienen su origen en la infancia y adolescencia, y muchas decisiones erróneas que tomamos siendo ya adultos, las hacemos en función de ese dolor interno que, en la mayoría de las ocasiones, desconocemos.
Cuando miramos hacia nuestro interior e identificamos estos traumas y llagas del pasado, nosotros, los que creemos en Jesucristo, “entregamos” todos estos dolores y situaciones traumáticas que hemos vivido en manos de Dios, y a través de la Fe y el Espíritu Santo somos completamente sanados y restaurados.
Y esta es la gran divergencia que mantengo con estos “falsos maestros”, pues éstos sostienen lo contrario a lo que acabo de decir: si para los cristianos, nuestra salud es Cristo, nuestra cura es Cristo, nuestro único remedio frente a las adversidades y tribulaciones de esta vida es Jesucristo; ellos en cambio, hacen ‘gala’ de su “autosuficiencia”, se glorían de su fuerza interna y de su capacidad para salir adelante por sí mismos.
Muchas de estas corrientes modernas de la Nueva Era, enseñan que el hombre tiene “un poder interno” que sólo necesita ser ‘despertado’ para lograr su propósito, alcanzar la iluminación o cambiar su realidad…
Entre estas corrientes ideológicas existen matices, pero por lo general las une su “negación” de la naturaleza caída del hombre. No reconocen el pecado ni la influencia negativa de los impulsos carnales. Todo para ellos se resuelve con “autoconocimiento”, que a su vez traerá el beneficio de un actuar más consciente… estas corrientes ideológicas esotéricas no sólo “minimizan” a Dios (lo hacen innecesario), sino que también “glorifican al hombre” y lo divinizan presumiendo un poder que no posee…
Queridos hermanos, estas enseñanzas son absolutamente contrarias a la doctrina cristiana. Pablo nos describe claramente en su Epístola a los Romanos 7:18: “Yo sé que en mí, esto es en mi carne, no mora el bien; porqué el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo”.
Pablo nos está indicando que el Hombre no tiene poder en sí mismo para cambiar su realidad ni alcanzar la plenitud.
Hermanos, si dependiéramos solo de nosotros estaríamos perdidos porque nuestra naturaleza es pecaminosa y no podemos transformarnos por nuestras propias fuerzas.
Jesús lo dijo: “Separados de mí, nada podéis hacer”. (Juan 15:5)
El único cambio verdadero es el que Cristo opera en nosotros a través del “nuevo nacimiento”, enviándonos su Santo Espíritu para ayudarnos a transformar nuestras vidas: “Porqué es Dios el que produce en vosotros tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad”. (Filipenses 2:13)
Es más que evidente: ¡No nos transformarnos a nosotros mismos, es Dios quién nos transforma!
Nosotros no podemos cambiar nuestra realidad con nuestra mente. Es Cristo el que TRANSFORMA nuestro entendimiento para que tengamos la capacidad de discernir cuál es su voluntad para nosotros, la cual es Agradable y Perfecta. (Romanos 12:2)
Tampoco podemos alcanzar la PLENITUD como ellos lo prometen. La plenitud sólo la alcanzamos viviendo por el Espíritu y en profunda comunión con Dios.
Estas enseñanzas son verdaderas TRAMPAS ESPIRITUALES. Ponen un ‘poder’ dentro de nosotros que NO TENEMOS. Nos alejan de Dios, nos hacen sentir ‘superiores’, hinchan de orgullo y soberbia a hombres y mujeres cargados ya de pecados…
Al creernos “autosuficiencientes” y pensar que podemos alcanzar la felicidad y la plenitud por nosotros mismos, hacemos de Dios una especie de Adorno… ¡Absolutamente innecesario!
Hermanos: piensen muy bien, estén atentos y con los ojos del espíritu bien abiertos.
Las filosofías de este mundo exaltan al hombre como su propio y único salvador.
Pero la palabra que hemos aprendido nos dice que la verdadera salvación sólo está en Cristo Jesús, y que en esta vida los cristianos enfrentan dificultades y sufren tribulaciones. Nada puede ser perfecto en un mundo caído… por lo tanto su promesa de felicidad plena y autosuficiencia espiritual es pura blasfemia.
Una de las tantas formas más en que el enemigo a disfrazado sus intenciones para mejor engañar a gentes que “tienen comezón en los oídos” (2 Timoteo 4:3-5), necesidad de escuchar nuevas doctrinas…
Para alcanzar la “Individuación”, que es lo mismo que decir plenitud, según Carl Jung, tenemos que “Integrar nuestra Sombra”.
Esto es exactamente lo mismo que aceptar y transigir con el “Pecado que mora en mi”. Es un Remiendo, un Barniz de pintura al VIEJO HOMBRE.
Mi ‘sombra’, esto es, todos mis miedos, mis heridas, mis traumas, todo aquello que rechazo o no acepto de mí, incluye también mis defectos, mi egoísmo, mi soberbia, mi orgullo, mis impulsos carnales, o sea, todo aquello que me tiene “Muerto Espiritualmente’ y alejado de Dios.
La solución de Jung: ¡Integrarla!
Esto es ACEPTAR CONVIVIR CON MIS PECADOS.
No hermanos.
Dios no nos manda INTEGRAR NADA.
La ‘Sombra’ NO se integra.
¡LA SOMBRA SE ENTREGA!
Jung creía que aceptando nuestra sombra, los beneficios para nuestra vida serían muchos, pues al aceptar los impulsos reprimidos de nuestra psique, tendríamos más “equilibrio y creatividad”…
Pero la palabra de Dios es clara: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros”. (Colosenses 3:5)
Hermanos, les vuelvo a repetir: esta enseñanza es SUMAMENTE PERNICIOSA.
-Convierte al Pecado en algo “POSITIVO” si lo INTEGRAMOS correctamente…
-Niega la necesidad de ARREPENTIMIENTO Y TRANSFORMACIÓN.
-Minimiza la LUCHA ESPIRITUAL y la Obra de Cristo en la Santificación.
Hermanos: Jesucristo no nos llama a aceptar nuestra naturaleza caída. Nos llama a “negarnos a nosotros mismos y a seguir en pos de Él”. (Lucas 9:23)
Para ir terminando solo una cosita más: apliquen esta misma forma de análisis y razonamiento bíblico a todas las demás doctrinas esotéricas qué andan en la vuelta. Esas mismas qué hablan de las ‘frecuencias vibratorias’, de que ‘todo es energía’, y del ‘campo cuántico’ del alma… todo eso es una enorme estupidez y esa gente delira hablando de cosas que no ve, no entiende realmente, ni tampoco sabe…
No caigan en esta TRAMPA. Es tal vez, la forma más sutil de perdición y falsa doctrina de nuestros tiempos.
Dios los bendiga y los guarde de tales enseñanzas. Amén
Fernando Acuña