En el ‘angosto’ camino de la obediencia se hallan las bendiciones de Dios.

Hermanos: desde el Antiguo Testamento, pasando por todos los Salmos, Proverbios, Profetas y en todo el Nuevo Testamento, la “Obediencia a la Palabra de Dios” es el tema más recurrente.

Unos pocos versículos bíblicos nos darán la idea de lo importante que es obedecer al Señor. Obedecer significa, bíblicamente hablando: “escuchar la Palabra de Dios, confiar y entregarle nuestra vida al Señor.”

Veamos algunos versículos referentes a la obediencia en el Antiguo Testamento:

“y mediante tu descendencia, todas las naciones de la tierra serán bendecidas. Todo eso, porque me has obedecido.” (Génesis 22:18)

“Ahora bien, si me obedecen y cumplen mi pacto, ustedes serán mi tesoro especial entre todas las naciones de la tierra; porque toda la tierra me pertenece.” (Éxodo 19:5)

“Si obedeces al Señor tu Dios en todo y cumples cuidadosamente sus mandatos que te entrego hoy, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las demás naciones del mundo.Si obedeces al Señor tu Dios, recibirás las siguientes bendiciones…” (Deuteronomio 28:1-2) Pero Samuel respondió: —¿Qué es lo que más le agrada al Señor: tus ofrendas quemadas y sacrificios, o que obedezcas a su voz? ¡Escucha! La obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros.” (1 Samuel 15:22)

Hermanos, estos son algunos versículos, nada más, referentes a la obediencia en el Antiguo Pacto. Pasaría mucho tiempo escribiendo aquí todo lo dicho por Dios, a través de sus Profetas y Hombres ilustres, referente a obedecerlo en todo.

Ya en el Nuevo Testamento las referencias a la Obediencia son más contundentes y se declara de forma tácita que: “Obedecer a Jesucristo es lo mismo que Amarlo”.

“Si me aman, obedezcan mis mandamientos”. (Juan 14:15)

“Jesús respondió: «Pero aún más bendito es todo el que escucha la palabra de Dios y la pone en práctica».” (Lucas 11:28)

“No solo escuchen la palabra de Dios; tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan a sí mismos. Pues, si escuchas la palabra pero no la obedeces, sería como ver tu cara en un espejo; te ves a ti mismo, luego te alejas y te olvidas cómo eres. Pero si miras atentamente en la ley perfecta que te hace libre y la pones en práctica y no olvidas lo que escuchaste, entonces Dios te bendecirá por tu obediencia”. (Santiago 1:22-25)

“Podemos estar seguros de que conocemos a Dios si obedecemos sus mandamientos. Si alguien afirma: «Yo conozco a Dios», pero no obedece los mandamientos de Dios, es un mentiroso y no vive en la verdad;pero los que obedecen la palabra de Dios demuestran verdaderamente cuánto lo aman. Así es como sabemos que vivimos en él. Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió.” (1Juan 2:3-6)

Hermanos, otra vez lo repito, me pasaría demasiado tiempo aquí repasando todos los versículos en los que los Apóstoles nos llaman a la Obediencia.

Sin embargo, a veces mirar el árbol impide ver el bosque. ¡El ejemplo más grande de obediencia y amor desinteresado lo tenemos en Jesucristo nuestro Señor!

Cristo fue Obediente a los mandatos del Padre, tan OBEDIENTE fue, que hasta la Cruz del Calvario llevo su OBEDIENCIA.

Allí nuestro Señor cumplió con todas las demandas que exigía la Justicia Divina.

¡Se ofreció voluntariamente en nuestro lugar! ¡Fue Obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz!

¿Qué más se puede decir? ¿Despreciaremos la entrega de nuestro amado Señor portándonos de manera rebelde y vergonzosa?

¡Jamás suceda eso!

No sólo por lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo Jesús, sino porqué además, Dios en su bondad, nos brinda otro aliciente para practicar la obediencia: ¡sus bendiciones!

“Pues las Escrituras dicen: «Si quieres disfrutar de la vida y ver muchos días felices, refrena tu lengua de hablar el mal y tus labios de decir mentiras. Apártate del mal y haz el bien. Busca la paz y esfuérzate por mantenerla.

Los ojos del Señor están sobre los que hacen lo bueno, y sus oídos están abiertos a sus oraciones. Pero el Señor aparta su rostro de los que hacen lo malo».” (1Pedro 3:10-12)

Hermanos si repasan cada uno de estos versículos en las escrituras, verán que el siguiente versículo, nos habla de las bendiciones que alcanzarán a todos aquellos que ponen por obra las Palabras del Señor.

En otro post anterior, dije que nuestra salvación es por GRACIA, no por obras, o sea, es lo mismo decir que nosotros no seremos salvos por nuestra obediencia, sino que nuestra salvación es enteramente un Regalo de Dios en Cristo Jesús Nuestro Señor. Sin embargo no hay prueba más grande de amor a Dios y a Jesucristo, y a la vez, una confirmación, no sólo para los demás, sino para nosotros mismos también, de que Amamos a Dios y podemos estar seguros de su Salvación, si somos Obedientes y ponemos por obra su palabra.

Y de esta manera también, viviendo en obediencia, podemos estar seguros de que Dios oye nuestras oraciones y a su debido momento contestará nuestras peticiones, de acuerdo con su voluntad.

Las bendiciones de Dios están sujetas a la obediencia. Todo aquél que Obedezca y haga la voluntad de Dios, recibirá el justo galardón de parte del Padre de las Luces, por sus acciones.

Es imposible ‘vivir en pecado’ y esperar una bendición de parte del Señor.

El pecado nos aparta de Dios, nos aleja de la comunión con su Espíritu Santo y nos sumerge en las tinieblas.

“El Señor es misericordioso, lento para la cólera y abundante en bondad amorosa.”

El Señor sabe perdonar, pues es paciente y amoroso. ¡Su amor nunca se acaba!

“El gran amor del SEÑOR nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! Por tanto, digo: «El SEÑOR es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!»” (Lamentaciones 3:22-24)

Hermanos y Hermanas: vivan con su ejemplo la palabra de Dios. Amén.

 

Fernando Acuña.

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