“El privilegio de ganar a otros para Cristo”.

¡Qué hermoso es poder ser útil para los propósitos de Dios!

Nada es más hermoso que tener el privilegio de ser usados por Dios para ganar almas para Cristo.

Hermanos, ¿saben qué es lo más lindo para los creyentes?

No es sólo saber que fuimos salvados en el Nombre de Jesucristo, no es sólo saber que ahora estamos en su reino celestial, que fuimos quitados, arrancados de las tinieblas, de la oscuridad y del reino del diablo y del dominio del pecado, sino saber que ahora formamos parte de su cuerpo, el cual es la Iglesia.

La iglesia es la comunidad entera de creyentes verdaderos, son todos los cristianos que lo son de corazón, sin hipocresía. La Iglesia está formada por todos aquellos que han nacido de nuevo por el poder del Espíritu de Cristo. ¡La Iglesia está compuesta por muchísimos hermanos de Fe en Cristo, de todas las razas, de todas las lenguas y de los más diversos y recónditos lugares de la tierra!

Es más: ¡Ya no hay razas, lenguas o clases sociales, todos son Uno en Cristo Jesús!

Y lo más  hermoso de la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo, es que cada creyente ocupa en este cuerpo, su propio lugar. ¡Nunca lo olviden hermanos míos!

Todos los cristianos tienen su propio lugar en el Cuerpo de Jesucristo, que es la Iglesia, y cada uno de ellos tiene su propia cuota de talento y dones que ha recibido de parte de la Cabeza de esta maravillosa Iglesia, que es Jesucristo, y debe usar esos talentos y dones para la edificación de ese majestuoso Cuerpo del cual forma parte.

Todos los creyentes tienen el privilegio de ser Reyes y Sacerdotes para Dios en Cristo Jesús (Apocalipsis 1:6) (1 Pedro 2:9).

Antes, los sacerdotes eran los únicos a los que se les permitía oficiar en los servicios religiosos e interceder en oración por el pueblo.

Jesucristo nos concedió el privilegio de orar e interceder unos por otros, a través de su Santo Espíritu que vive en nosotros.

Ya no hay Templos, ni sacerdotes: “Todos los creyentes son Templos Vivos, en los cuáles habita Cristo en Espíritu. Todos los creyentes son Sacerdotes de Dios y le sirven en Espíritu y Verdad”.

Esta es una maravillosa realidad espiritual que Jesucristo le concedió a su Iglesia. Todos los cristianos deben hacerse eco de estas realidades espirituales.

Una verdadera comprensión de estos asuntos llevará consigo un deseo más profundo de conocer mejor a Cristo.

Y cuando conozcamos mejor a Jesucristo, su Espíritu nos enseñará la verdadera vocación de la Iglesia aquí en la tierra: “Ganar a otros para Cristo”.

No llego a comprender del todo a las personas que concurren a las ‘iglesias’ y ‘no hacen nada’ por ayudar a otros a que conozcan a Jesucristo, su Evangelio, la Buena Noticia de salvación para todos los hombres.

¿Es la voluntad de Cristo que sólo ustedes entren en el Reino de Dios?

¿Por qué ‘dan vuelta la cara’ a sus ‘vecinos’ que aún no conocen a Cristo?

¿Imagínense si esa fuera la actitud de la Iglesia primitiva?

¡El cristianismo hubiera desaparecido hace siglos!

Pero ese no fue nunca el Espíritu del Cristianismo Verdadero.

El ‘cristiano verdadero’ busca ganar a otros para el Reino de los Cielos.

El cristiano verdadero está preocupado por la salud espiritual, no solo la suya, sino la de la Iglesia, más también en atraer a Cristo a sus familiares, a sus vecinos, a sus amigos, a todos los que aún no conocen el evangelio y viven endurecidos en sus pecados y bajo el gobierno de Satanás.

Hermanos: todos los creyentes tienen una función dentro de la iglesia.

Busquen conocer más a Dios a través de su Hijo Jesucristo, y entonces ustedes conocerán y entenderán, que Dios tiene un camino y un propósito para cada uno de los que forman su Iglesia, su Pueblo Santo.

Y se darán cuenta, si es la voluntad del Señor, que no hay Privilegio más Grande, que ‘ser usados por Dios’, a través de la obediencia a Su Santísimo Espíritu, que el puso como Sello de Salvación sobre sus hijos.

Hermanos, no tengan ‘baja autoestima’ en cuanto a su Posición en Cristo. Recuerden: “ Ustedes están en Cristo, Cristo vive en ustedes, y ustedes tienen todo lo bueno y perfecto de Dios para ayudar y ayudarse a sí mismos”.

El mismo Espíritu Santo que vive en el obispo o pastor de su iglesia, es el mismo Espíritu Santo que vive en cada uno de ustedes.

No tengan ‘temor’ de Dios, me refiero a “tenerle miedo a Dios”, mejor busquen aproximarse cada día más a Dios y conocerlo: su Gran Amor por ustedes, su Gran Paciencia, su Gran Bondad, el Gran Valor que Todas las Almas tienen para Él, pues Dios quiere todos se salven (1 Timoteo 2:4).

Trabajen para Cristo, trabajen para Dios Padre, sean obedientes al Espíritu Santo que vive en ustedes.

Y de esa manera estarán viviendo en el camino verdadero y agradable a Dios.

Nada puede superar el maravilloso sentimiento de serle útiles a Dios, sirviendo a Su Hijo Jesucristo, a nuestros hermanos, la Iglesia, y dando a conocer el mensaje de Salvación, que es el Santo Evangelio de Cristo, la Buena Noticia de que Dios perdona y recibe a todos aquellos hombres que se arrepienten de sus pecados y se pasan del dominio del diablo y del pecado, al dominio de Cristo y de la justicia. AMÉN.

Fernando Acuña.

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