“Buscando refugio en la Palabra de Dios”

Queridos hermanos, cuántas angustias, necesidades y dificultades, dudas e incertezas, atravesamos los seres humanos por igual en todo el mundo.
Cuántos han perdido a sus seres queridos y que, por lo menos en esta vida, ya no los volverán a ver… resta, para los hombres y mujeres de fe, el permanecer firmes en la palabra de Cristo de que volverán a reencontrarse con sus seres amados en el gran día de la resurrección. Aunque por momentos el dolor y el desconsuelo que provoca la muerte, llegan a convertirse en compañeros inseparables del alma…
La tragedia por la pérdida de incontables vidas humanas, muchos de ellos han partido prematuramente, otros podrían haber disfrutado unos cuantos años más en esta tierra, sólo deja lugar a un sentimiento que por estos ‘días interminables’, se precipita sobre los corazones de millones de hombres y mujeres, jefes y jefas de hogar, con muchísimas responsabilidades sobre sus espaldas: la angustia de no saber qué pasará con sus empleos, con sus medios de subsistencia.
Una crisis económica y social que devora todo a su paso amenaza con traer aún más desolación a muchos corazones, abatidos ya por el dolor de la partida de sus seres queridos.
A otros que no han sufrido la desgracia de la muerte por esta enfermedad, la tristeza también los desvela y les quita el sueño por las noches: ¿cómo mantendrán a sus familias en un contexto tan complejo y difícil, con el desempleo golpeando sus puertas y los precios de los alimentos imprescindibles por las nubes?
Hermanos no piensen que es muestra de ‘impiedad y falta de fe’ sentir miedo, angustia, aflicción, incertidumbre… Antes bendigan el nombre de nuestro Dios y Señor Jesucristo, pues somos partícipes con Él en todas estas cosas y sabemos que no estamos solos. El temor, la angustia y la aflicción forman parte de la vida del cristiano: “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hechos 14:22).
Tengan Fe hermanos. ¡Por sobre todas las cosas tengan Fe!
Es cierto que necesitamos trabajar, pues del aire no podemos vivir. ¡Dios lo sabe!
Lo que no podemos en este momento es bajar los brazos, tirar la toalla, perder la esperanza y permitir que estos sentimientos de los que hablamos antes nos ‘dominen por completo’.
Sé que me siento angustiado, sé que la situación y el momento presentes me turban y nublan mi corazón, pero es justo en este momento que mi Fe, ese Regalo, ese Don hermoso que Dios, por su sola misericordia, puso en mi corazón, hará toda la diferencia. En este momento mi Fe en el Poder y el Nombre de mi Señor Jesucristo me librará y me salvará de todas mis angustias y penurias.
Es aquí donde el creyente se separa tajantemente del ateo e incrédulo: mientras éstos caen desesperados ante las dificultades de la vida y son vencidos por el mundo, el Creyente Verdadero se refugia en Cristo Jesús y la lectura de su palabra se transforma en el filón más rico, estimado y valorado que se pueda poseer. Hermanos, la Palabra de Dios es un Filón de Oro Puro, es decir, un yacimiento, una mina de oro puro que está escondida en la grieta de una roca.
En los momentos más difíciles de mi vida mi único consuelo fueron las palabras de Dios que leía y meditaba en mi corazón día y noche. Porque a decir verdad, las soluciones a las dificultades que enfrentaba se resolvieron, más no sin antes beber el trago amargo de la aflicción.
Por esto mismo lo puedo decir hoy con propiedad hermanos míos en Cristo: ¡no hay nada más hermoso y reconfortante que apegarse y encariñarse con la palabra de Dios siempre, pero muy especialmente, qué consuelo, fuerza y sabiduría nos proporciona en los momentos más difíciles de nuestra vida!
Todos estamos pasando por momentos difíciles y extremadamente angustiantes. Sé que repetí la palabra angustia muchas veces, pero también dije varias veces la palabra ‘momento’.
Y es que estoy convencido de que este ‘momento angustiante’ va a pasar. Y en breve estaremos dando gracias a Dios por sus misericordias, por sus muchas bendiciones, por habernos hecho, tal vez, más humildes. Ya que solemos confiar demasiado en nosotros mismos y también solemos ‘olvidarnos’ del amor y la bondad nuestro Amado Señor Jesucristo, cuando todo nos va de ‘maravilla’ en este mundo. Y es que Dios, hermanos míos, tiene otros planes para nosotros… especialmente la ‘santificación’ de nuestras almas, y si cada uno se mira un poquito nada más a sí mismo, cuánto dejamos que desear…
Pero démosle gracias a Dios por medio de Nuestro Señor Jesucristo, repitamos y gravemos en nuestros corazones y mentes estas palabras de David en su Salmo 27:13-14
Pero de una cosa estoy seguro:
he de ver la bondad del Señor
en esta tierra de los vivientes.
Pon tu esperanza en el Señor;
ten valor, cobra ánimo;
¡pon tu esperanza en el Señor!
Bendigan a Dios hermanos en el Nombre de Jesucristo, tengan Fe en el Señor y entréguenlo todo en sus manos. Por sobre todas las cosas refúgiense en el amor y la misericordia divinas. Dios es Bueno y Compasivo y no abandonará jamás a sus leales.
Saludos de un hermano de Fe.
Fernando Acuña.

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