¡Mi dios no duerme!

Alzaré mis ojos a los montes
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel. (Salmo 121:1-4)
¿Cómo reafirmaremos nuestra fe? ¡Reposando en Señor!
Así mismo, descansando en Dios. Hebreos, capítulo cuatro, trata sobre el ‘reposo’ del pueblo de Dios. Se exhorta al creyente a entrar gratuitamente mediante la fe en el descanso prometido por Dios para su pueblo.
David en el salmo 131, nos dice: “Todo lo contrario: he calmado y aquietado mis ansias. Soy como un niño recién amamantado en el regazo de su madre. ¡Mi alma es como un niño recién amamantado!”
Nosotros somos duros de corazón. Debemos realmente esforzarnos por entender y, principalmente, debemos ‘creerle’ a Dios, debemos confiar en Él, cuando nos invita a entrar en su reposo a través de la fe.
Entrar en el reposo de Dios es estar plenamente confiado en que Él tiene cuidado de mí.
Pedro nuevamente nos recuerda esto en su primera Epístola, 5:7, “Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes”.
Aunque muchas veces desde lo humano las cosas parecen complicarse cada vez más y no logramos vislumbrar salida alguna, Dios, en su Omnipotencia e infinita sabiduría, nos invita a Reposar en Él, a estar como David dice más arriba en su salmo: Calmados y quietos, como niños recién amamantados.
¡Esta es la fe que se va haciendo cada día más perfecta!
En cualquier área de mi vida: salud, hogar, matrimonio, familia, hijos, empleo, amigos, etc., todo, absolutamente todo está bajo el control de Dios para el creyente. Esto es lo que debe creer el cristiano. ¿Por qué? Porque debemos alcanzar día a día la fe plena y madura a la altura de Cristo, el varón Perfecto. Debemos permitirle a Dios trabajar diariamente en nuestros corazones, transformándonos, día a día.
Debemos creerle a Dios, entregarle cada vez más nuestra vida, pues ‘no se duerme el que me cuida’.
A Dios nadie lo puede burlar hermano, nadie lo puede agarrar desprevenido o distraído, Dios no descansa, trabaja día y noche y no somos capaces de describir su inconmensurable poder y conocimiento.
¡Él tiene cuidado de Ti!
¡Confía en Dios con todo tu corazón!
No importa por lo que estés atravesando, no importa si son profundas las aguas, si está revoltoso el mar… ¡Tú confía en Dios! ¡Reposa en Dios!
Sabiendo que Él es un Padre Misericordioso y no permitirá que se pierda ni uno sólo de sus amados Hijos.
Aquél que se entregó por ti en un madero de tormento no te entregará en las manos de tus enemigos. ¡Confía!
Por más angustiado que estés, ven al Señor, la invitación es gratuita, a pesar de nuestros errores, debilidades, tropiezos, Dios nos recibe por amor a Jesucristo.
Mira las palabras de David: “Estoy muy angustiado. Te ruego que me dejes caer en manos del SEÑOR, porque muy grandes son sus misericordias; pero no caiga yo en manos de hombre”. 1 Crónicas 21:13
Siempre es mejor estar en las manos de Dios, aún en nuestros errores, mejor es caer en las manos de Dios que en las manos de los hombres.
¡Alzaré mis ojos a los montes!
¡Mi socorro viene de Jehová!
Gracias Señor Dios Todo Poderoso en el Nombre de Jesucristo. Pueda yo, entrar en tu Reposo, mediante la Fe en el Nombre de Tu Hijo Amado Jesucristo. Amén.
Fernando Acuña.

 

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