“El creyente verdadero y el sufrimiento.”

El creyente verdadero sufre; sufre en su corazón, en sus ‘adentros’, en su fuero interno sangra, se desilusiona consigo mismo, se recrimina muchísimas cosas, se reprocha su debilidad, se reprocha no poder servir a Dios con toda la rectitud que Él demanda…
El creyente verdadero sabe que no está bajo la ley, sino bajo la gracia…
El creyente verdadero sabe que no puede cumplir al pie de la letra los mandamientos de la ley de Dios, y que por esto mismo fue necesario que Jesucristo viniera al mundo y cumpliera Él con su vida, y de manera perfecta, el mandamiento Divino por nosotros…
El creyente verdadero sabe que Jesucristo fue muerto por nosotros, siendo inocente, pagó con su propia vida, y llevó él mismo el peso del castigo que estaba decidido para nosotros pues, la justicia de Dios demandaba castigo…
El creyente verdadero sabe que el inocente murió por el culpable… Y ese inocente es Jesucristo.
El creyente verdadero sabe que Jesucristo entregó su vida por amor a todos los hombres…
El creyente verdadero sabe que Jesucristo lo hizo por amor… ¡Nunca debe olvidar eso!
El creyente verdadero sabe que falla todos los días en muchas cosas y ofende en otras tantas también… Santiago 3:2-10
El creyente verdadero nunca debe olvidar la humildad, y debe tener presente que es salvo por fe, por la sola gracia de Dios en Jesucristo…
El creyente verdadero no está exento de responsabilidades, ni tampoco puede vivir como vivía antiguamente…
Por sobre todas las cosas el creyente verdadero ‘no teme’… Su llanto, sus lágrimas, sus batallas, sus angustias, sus guerras contra sí mismo, no son por miedo al ‘castigo’… El creyente verdadero no teme al castigo. El creyente verdadero no se esfuerza, ni mucho menos cree, que será salvo por su conducta, por su forma de vivir, de vestir, de hablar, de comer, de actuar… ¡No!
El creyente verdadero sabe que su salvación es por fe en el nombre de Jesucristo… Su salvación le fue dada gratuitamente, es un regalo de Dios en Cristo… Inclusive la poca o la mucha fe que tenga, también es un don de Dios…
Los esfuerzos del verdadero creyente, sus luchas y angustias, no son para ganarse lo que Jesucristo ya le regalo, la vida eterna; sino que todos los dolores que atraviesa en su peregrinaje cristiano, son causados por querer obedecer y servir a Dios de todo corazón.
El creyente verdadero no lo hace por temor, ya no tiene ninguna razón para temer, está firme en Cristo, ha entrado en el reposo del Señor… ¡Descansa en el Señor!
El creyente verdadero sufre, porque quiere tener la mente de Cristo, el corazón de Cristo, el sentir de Cristo, el ánimo de Cristo, el entusiasmo de Cristo, la paciencia de Cristo, el amor incondicional que marcaron el camino y la vida del Señor Jesús aquí en la tierra…
Hermanos: el creyente verdadero no teme. No hace nada por miedo al infierno, ni se asusta como los demás hombres. No teme a la vida ni a la muerte…
El Creyente verdadero sabe que es imperfecto, no puede jactarse de nada ni creerse mejor que nadie…
Hermanos: el creyente verdadero obra por amor, porque es el amor de Cristo el que reina en su corazón.
Pregúntense a ustedes mismos si ven algo de esto en sus vidas. Examínense a ustedes mismos y vean y comprueben en que espíritu están caminando.
Saludos de un hermano de Fe en Jesucristo a toda su Iglesia, a todos sus fieles y escogidos, a todos los que no viven de apariencias, ni descansan en obras de la carne, ni obran por temor, sino que son guiados y animados por el espíritu de Señor. Amén.
Fernando Acuña.

Avatar de Desconocido

About Fernando Acuña

Deseo compartir esta Información con el mayor número posible de personas. No persigo ninguna finalidad lucrativa ni sectaria... Mi único interés, es dar a conocer esta gran revelación. Que Dios los bendiga a todos ustedes que visitan esta página.
Esta entrada fue publicada en Debate, discución, El Discípulo Amado y Cristo, Espiritual, General, la mente de cristo, Reflexiones, Reflexiones Espirituales, Religión, Teología, Vicios y Pasiones y etiquetada , , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario