Bendiciones hermanos.
Parece que todos los hombres en este mundo corrupto, tienen un ‘plan maestro’ para zafarse de sus diversas dificultades, consecuencia de su vida desordenada… Muchos de ellos usan la malicia y astucias mundanas para salirse con las suyas…
¡Para todo parecen tener una respuesta y una salida!
Efectivamente creen que saldrán ilesos y triunfantes sin importar el daño que hayan causado con sus malas acciones. Esta es la ‘mente carnal’ con la que manejan el mundo los hijos de desobediencia. ¡Aquellos que están dominados por el espíritu del maligno!
Sin importar adónde los conduzca su perfidia y su maldad, los hombres siguen negando lo evidente y defendiendo lo indefendible.
Tienen al bueno por malo y al malo por bueno. Estropean todo lo que cae en sus manos y se oponen fervientemente a la justicia de Dios, llevados por su egoísmo y ceguera espiritual. En los tiempos que vivimos, hasta el ‘discípulo verdadero’ debe cuidarse y estar muy atento, pues es muy cierto que estos hombres perversos, se han metido hasta el ‘mismísimo corazón’ de las congregaciones.
¡Falsos maestros y falsos apóstoles!
¿Cuál es el propósito que persiguen los hombres que se amoldan a este mundo?
¡La gloria mundana, las riquezas, la ostentación de la forma de vida! ¡Ya tienen su galardón completo aquí abajo!
Todos sus planes son maldad pura, como dice claramente el Apóstol Pablo: “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus labios; su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre; quebranto y desventura hay en sus caminos; y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos”. (Romanos 3: 10-18)
Todos los que se pierden tienen la misma mente mundana, los mismos planes corruptos, persiguen los mismos propósitos egoístas y soberbios… Y como no pueden entrar en razón y no logran ponerse de acuerdo, sino por un instante, para llevar a cabo su maldad en conjunto, luego comienzan a pelearse y desgarrase entre ellos mismos… y así entendemos el origen de todas las guerras, pleitos y desavenencias, el odio reinante entre los hombres de este mundo.
¡Estas son la mente, los planes y propósitos del hombre mundano!
¡El fin de todas estas obras es la muerte eterna!
En cambio los que son de Cristo no se amoldan ni se dejan vencer por este mundo corrompido. Todo ‘discípulo verdadero’ sabe que tiene que vencerse a sí mismo día a día. Quebrantar el poder del viejo hombre y renovarse en la fuerza de su ‘nueva mente’.
¡Esta es la mente de Cristo!
El regalo más hermoso que hemos recibido los creyentes es la nueva vida en Cristo Jesús. Y a medida que ‘vamos creciendo’ en el conocimiento de Jesucristo y su mensaje, vamos entendiendo el propósito de Dios para nosotros.
En el principio el hombre y la mujer fallaron: “Fueron infieles y no guardaron la palabra de Dios”. Sin embargo Dios, en su sabiduría, ya sabía el Plan Maestro que pondría en marcha para redimir al hombre: ¡Jesucristo!
Su Amado Hijo, vino en forma de hombre, igual a nosotros en todo, pero sin pecado, y por medio sí mismo, de sus padecimientos y muerte en la cruz, puso fin a la enemistad del hombre con Dios.
Así, el Plan Maestro de Dios fue dado a conocer. Y el medio por el cual somos salvados también: ¡Jesucristo nuestra salvación y el perdón de nuestros pecados!
¿Qué debemos hacer ahora?
¡Crecer en gracia y en la misericordia de Dios todos los días!
Conocer cada día más a Jesucristo y estar cada día más unidos a Él.
Si nos esforzamos por conocer cada día más a Jesucristo seremos cada día más llenos de su Espíritu. Vivirá y hará morada en nosotros, nuestro amado Señor, y seremos cada día más completos.
Es un ‘proceso’, es ‘día a día’, esforzándonos, llevando fruto con perseverancia, siendo constantes y permaneciendo firmes hasta el fin.
“Este proceso continuará hasta que todos alcancemos la total unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios, hasta que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo”. (Efesios 4:13)
Estos son los planes eternos de Dios para nosotros. Para que por medio del conocimiento verdadero de Dios y de su palabra, crezcamos y maduremos hasta que Cristo sea formado en nosotros. ¡Los planes de Dios son hermosos! ¡Cuánta ventura y dicha esperan a todos los que se aferran a las promesas de Dios hechas realidad en Jesucristo!
Hermanas y hermanos míos: ¡Los invito a conocer los planes que Dios y Jesucristo tienen para ustedes!
Abandonen la falsa seguridad de este mundo perverso y maligno.
¡Vengan a la barca de Cristo, súbanse a ella por Fe!
El mundo, este mar embravecido, de hombres perversos, no podrá arrebatarlos del amor de Dios, que es en Cristo Jesús nuestro Señor.
¡Nada ni nadie podrá arrebatarlos del amor de Jesucristo! (Romanos 8:35)
Entreguen su vida a Dios, permitan que el Espíritu Santo los guíe, y obedézcanlo en todos sus caminos. Y el Dios de Paz, llevará sus cargas y llenará sus corazones con su paz.
¡Nada esperemos de este mundo! ¡Nuestra ciudadanía pertenece a los cielos!
¡La Nueva Jerusalén que Dios traerá y en la cual habitaremos todos los que anhelamos estar con Jesucristo por toda la eternidad! Amén y Amén.
Fernando Acuña.