“Discernimiento de las ‘realidades espirituales’ en la vida del Cristiano”.

Día a día el “creyente verdadero” se enfrenta a una continua y permanente batalla: ¡el nuevo hombre en contra del viejo hombre!
Entendemos por ‘nuevo hombre’ lo que vinimos a ser cuando Cristo llegó a nuestras vidas, transformándolas, sin que siquiera preguntáramos por Él.
Entendemos por ‘viejo hombre’ todo lo que éramos antes de conocer a Cristo, mejor dicho, antes de ser conocidos por Él, ya que movido, sólo por su gracia y amor, vino a ‘salvarnos de nuestros pecados’.
Veo, siento y sufro, día a día hermanos, esta batalla en mí.
Es como si existieran “dos personas” en mi ser: “Uno” que desea hacer lo bueno, lo correcto; que se dispone de todo corazón agradar a Dios; y “otro” que ‘sólo piensa’ conforme a su egoísmo; que quiere enemistad para con todo el mundo; que persigue el placer de las cosas sensuales del cuerpo, la carne; que está siempre desconforme con todo, piensa negativamente acerca de todo y siente deleite y complacencia en la alabanza de sí mismo…
No es de extrañar, pues, que durante siglos gran parte de los hombres que no comprendieron estas realidades espirituales cayeran en aberrantes herejías, afirmando que realmente el hombre portaba en sí mismo una ‘dualidad insalvable’, y que ello era culpa de un ‘Dios malo’ que había creado la materia, la ley y el mundo físico; y que su espíritu, que portaba sólo ‘deseos buenos’, era obra de un ‘Dios bueno’, que nada tenía que ver con la materia, es decir, la carne y mundo.
¡Pero esto no es así hermanos!
¡Soy Yo! ¡No existen dos personas!
Lo que existe ahora que Jesucristo me ha salvado, movido por su amor, es un ‘nuevo hombre’, creado según la Imagen de Cristo, que ‘anhela’ la santidad, y la busca en la imitación de la vida de Jesús…
Por eso, hay que entender, discernir, cuál es la verdadera batalla, cuáles son nuestros grandes enemigos y cuáles son las realidades y verdades espirituales que encierran la comprensión de estos conflictos espirituales.
Hermanos: “Cristo vino en forma de hombre, se hizo partícipe de carne y sangre, triunfó por el poder de Espíritu, no se halló en Él pecado, pues era el Hijo de Dios mismo, y su misión era exterminar el pecado y la muerte”.
Cristo “no estaba dividido”; Él no sentía que tuviera “dos naturalezas distintas” dentro de Él.
Él obedecía a Dios haciendo su voluntad y triunfando por el Espíritu en todas las cosas.
Lo que si debemos entender es que cuando estamos lejos de Dios solo tenemos en nuestro haber pecado y estamos en absoluta oscuridad, estamos muertos.
El hombre debe reconocer que es un ser caído, que ha desobedecido a Dios y que por su misma desobediencia está excluido de la gloria de Dios.
A menos que se arrepienta y acepte a Jesucristo como su Único Salvador, el hombre natural, por más “bueno” que nos quieran presentarlo, está muerto en delitos y pecados y no logra alcanzar la santidad de Dios.
No puede estar en su presencia y “sus obras” no cuentan delante del Señor.
Entendamos hermanos que sólo progresaremos en nuestra vida cristiana, viviendo de una forma digna al llamamiento que hemos recibido, si ‘crecemos’ como ‘hombres nuevos’ que somos por dentro, día a día, con el poder y la potencia del Espíritu de Cristo, que actúa en nosotros con poder.
Al discernir con claridad estas ‘realidades espirituales’, arrojamos más luz sobre nuestro camino y entendemos mejor a que fuimos llamados por Cristo. Y no nos desanimamos ni perdemos la alegría, ni el gozo cristiano en nuestras vidas.
Acordémonos hermanos que no tenemos un “Sumo Sacerdote” que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino que tenemos a Cristo a la diestra de Dios, que fue probado en todo como nosotros, más no cometió pecado.
Además, desechemos las acusaciones de nuestros enemigos, no defendiéndonos a nosotros mismos, sino encargando nuestra defensa a nuestro “Abogado” en los cielos, a Cristo Jesús, que está sentado a la diestra de Dios, que nos defiende, consuela, fortalece, enriquece, vivifica y enseña, conforme a sus grandes misericordias y a su infinito amor por nosotros.
Que Dios el Padre y Cristo Jesús nuestro Señor los bendigan hermanos.
Un saludo fraternal a toda la congregación de creyentes verdaderos, que aman a Cristo y a todos sus hijos, dónde quiera que se encuentren. Amén y Amén.
Fernando Acuña.

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3 Responses to “Discernimiento de las ‘realidades espirituales’ en la vida del Cristiano”.

  1. Avatar de Palomino Palomino dice:

    Ud. es un fanatico biblico …tomese un descansito y lea los adelantos cientificos sobre los descubrimientos de otros planetas y la existencia de vida que hubo en martes, la luna. ..los restos de naves, antenas como las de la tierra y se convencera que Adan y Eva vinieron desde otro mundo a mejorar la raza humana que ya existia aqui…Asi , estara viviendo la realidad y no tanta ,tanta, ignorancia de nuestro verdadero origen dado por las DOS CREACIONES mencionadas en la biblia y que NO DESEAN ENTENDER !!! por la testarudez humana de muchos..

    • Avatar de Fernando Acuña fdap77 dice:

      Siga leyendo el libro de urantia… ustedes se desacreditan a ustedes mismos con tantas estupideces. El que busca a Dios e corazón, encontrará paz en estas palabras. Bendiciones

    • Avatar de Fernando Acuña fdap77 dice:

      Si usted llena su «alma» con estupides de esta magnitud, no lea mis escritos. Repito: los que buscan a Jesucristo de todo corazón encontrarán paz en estas páginas… bendiciones.

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