Verdaderamente el Espíritu del Dios Verdadero está en el mundo, llevando a sus hijos un entendimiento cabal, y dando un testimonio veraz de su ‘amor inmerecido’, conduciéndolos al arrepentimiento, mediante la ‘convicción de pecado’ y la maldad, a causa de la iniquidad del hombre.
Porque el sólo hecho de que existan en un ‘mundo tan impío’ hombres y mujeres que han ‘transformado’ por completo sus vidas da testimonio de ello.
Hombres y mujeres que han sido santificados en la verdadera palabra de Dios… que han dejado atrás los ‘consuelos humanos’, para deleitarse, de ahora en más, en el consuelo que les proporciona el Bendito Espíritu del Dios Verdadero; que han dejado de ir en pos de las necedades de los hombres, de su ‘vano saber’ y sus ‘falsas presunciones’, para recibir del Espíritu Santo, una real comprensión del mundo y de la nueva vida que les aguarda en el reino eterno de Dios.
¿Cómo explicarán los Incrédulos un cambio tan profundo en la conducta de hombres y mujeres en un mundo que yace completamente bajo el poder del maligno, dominado por toda clase de corrupción?
¿Qué ‘fuerza’ puede producir una transformación tan viva y significativa, en el comportamiento moral de estos hombres, que antes estaban en tinieblas?
¿Cómo explicar que la mujer que antes era dada a todo tipo de corrupción y pecado se haya convertido en una mujer casta, pura, y viva una vida santa?
¿Cómo explicar que, el antes profano, blasfemo y burlador, hable ahora con franqueza de expresión, pureza, verdad y humildad de mente?
¿Cómo explicar que, el antes avaro, consagre ahora todos sus bienes en hacer ‘dones de misericordia’, y defienda la causa de la viuda, del pobre y del huérfano de padre?
¿Cómo explicar que el hombre de ‘espíritu malicioso’, violento y envidioso, se haya transformado en un hombre de espíritu amable, perdonador y amigable?
¡Hermanos estas transformaciones suceden aquí todos los días!
¿Cómo puede llegar a suceder algo así, debajo de nuestras narices, y no lo reparan los ‘sabios de la tierra’?
¡No necesitamos a Dios, ni su dirección, ni su ley! Esto dice el mundo profano e incrédulo…
Así están las cárceles llenas y, hoy más que nunca, de jóvenes y adolescentes, que las leyes humanas no han conseguido domar…
Así están las cárceles llenas de ‘animales’, sí, porque no se puede decir que sean hombres, sino más bien ‘bestias salvajes’, cuya ‘educación laica’ y ‘secular’ no han podido transmitirles los valores básicos del “amor, respeto, comprensión, tolerancia, humildad”…
Antes bien, hasta parece que la función de nuestros colegios y universidades, es formar a individuos que luego usan todos sus talentos para mejor ‘robar, engañar, saquear y cometer todo tipo de injusticias y actos que merecen una completa reprobación’…
¿No se han dado cuenta los hombres y los principales líderes políticos mundiales que la civilización que están patrocinando se hunde bajo su propia mirada incrédula?
¿Acaso la educación que recibimos hoy en día nos prepara para ser honestos, hablar con verdad y tratar a los demás con justicia?
¡Enseñar a respetar al prójimo hoy es algo ridículo y pasado de moda!
¡No te dejes engañar querido hermano!
En el mundo actual los hombres son educados para ‘lanzarse mordiscos’ unos a otros…
Se promueve una ‘feroz competencia’ entre todos los seres humanos, por ‘honores y puestos de jerarquía’ en la sociedad…
También esta misma actividad y conducta no debe extrañarnos, pues, sabido es que así están educando a los jóvenes y niños en las escuelas ahora, como animales, ¿no les dicen que sólo sobrevive el más apto, el más fuerte, que la vida es fruto del azar, casualidad, que son descendientes de simios?
No nos admiremos por el hecho de que hoy los hombres se estén matando por un puesto de trabajo, por unos dólares a más al final del mes, o por escalar más rápidamente la pirámide social.
Hermanos la ‘verdad’ no puede provenir de la ‘mentira’, así como el ‘conocimiento verdadero’ no puede engendrar ‘falsedad y el engaño’…
Es por eso que el ‘hombre mundano’ no recibe ni conoce al Espíritu Santo.
Él, sólo es ‘enviado’ por Dios para ‘iluminar’ a sus hijos, a los que Él ‘eligió de antemano’ para habitar un nuevo mundo, un reino eterno especialmente preparado.
Esta promesa aguardamos, aunque nosotros, los que creemos en Cristo Jesús, ya somos parte del reino de Dios, y “algo de él ya vislumbrados aquí abajo en la tierra”, pues, el reino de Dios es “justicia, verdad, poder y amor”.
Y Todos aquellos que creen en Dios y viven según sus mandamientos, saben que el reino se ha acercado a ellos: “cerca está la palabra, en tu boca y en tu corazón”. Y, “el reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir, está aquí o está allí. Porque el reino de Dios está entre ustedes”.
Ahora nosotros creemos en el testimonio verdadero del Espíritu Santo, y por Fe, aguardamos las promesas de Dios: “Un nuevo mundo, una nueva tierra, una nueva vida, mucho mejores que estas”.
Que Dios los bendiga, y el Espíritu Santo los conduzca a Cristo Jesús como a hijos amados del Dios Todopoderoso. Amén.
Saludos de un hermano de fe en Jesucristo.
Fernando Acuña.